Te descubrirás a ti mismo
Nosotros estamos deseando que lo hagas

NAIM toma su nombre de la ciudad en la que Jesús de Nazaret resucitó a un joven, hijo único de una viuda, al que llevaban a enterrar. Compadecido del sufrimiento de aquella mujer, lo resucitó y se lo entregó (LC 7,11-17). Inspirándose en ese acontecimiento, tratamos de recuperar a aquellos jóvenes que la droga margina y destruye y devolverlos a la comunidad humana. Quienes trabajan en él lo hacen con carácter voluntario, movidos por solidaridad hacia aquellos que soportan el peso de esta cruz: los jóvenes drogodependientes, sus familias y la sociedad entera.
Es un proyecto de inspiración cristiana, pero no es sólo para cristianos o creyentes. Acoge y sirve a todo el que pida ayuda, sin distinción de credo, y acepta la colaboración de cualquiera que, por motivos humanitarios – no necesariamente religiosos – desee colaborar.
Nuestro modo de hacer parte del presupuesto de que el consumo de drogas sólo es el síntoma, la manifestación de un mal de fondo que permanece oculto incluso para los afectados. Sólo afrontando el origen último del problema se llega a la renegación de la persona y abandono de la conducta adictiva puede ser definitivo.
NAIM es, por tanto, un programa educativo que ofrece al joven la oportunidad de retomar su propio proceso de crecimiento y desarrollo personal – interrumpido por la adicción a las drogas – en un contexto comunitario.